
La entrada en vigor de las nuevas tarifas eléctricas el pasado 1 de junio puso en jaque a los pequeños consumidores. Las quejas vienen por dos lados: en primer lugar, el cambio de distribución de los periodos horarios, que ha situado el periodo punta (más caro) en las horas de más consumo; en segundo lugar, el aumento de los precios que se ha venido dando en los últimos meses, especialmente en junio, y de los que se espera que continúen en la misma línea hasta final de año.
Según datos de Eurostat, los precios finales de la electricidad para el segmento doméstico en España son los quintos más altos de la UE-27. ¿Por qué es esto así, si tenemos una ubicación privilegiada para aprovechar los recursos renovables y abaratar la generación de energía eléctrica? Analizando la Figura 1 nos damos cuenta de que los costes de la electricidad no son de lo peor, pero el precio final se encarece al tener que hacer frente a unos impuestos más elevados que los que tienen en otros países europeos.
Recientemente, muchos han culpado a las nuevas tarifas como artífices de los elevadísimos precios. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El precio de la factura eléctrica es la consecuencia de varias componentes que tienen que ver tanto con el mercado liberal como con factores regulados, y no pueden meterse en el mismo saco a la hora de dar una explicación. Lejos de tratar de encarecer, las nuevas tarifas se han desarrollado para disminuir el peso de los impuestos en nuestra factura.

Figura 1. Precios de la electricidad para los usuarios domésticos en los países de la EU-27 para la primera mitad de 2020.
En este artículo desgranamos las claves de la factura eléctrica: los motivos por los que han cambiado las tarifas y qué trae esto consigo, y la explicación del precio de la electricidad.
Nuevas tarifas eléctricas
Las nuevas tarifas eléctricas resultan de la modificación de la estructura y precios de los peajes y cargos regulados por el gobierno y por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), además de la modificación de los periodos horarios y las fórmulas de cálculo de los excesos de potencia. Todos estos cambios, aunque estaban anunciados desde noviembre del 2020, han ocasionado más de un quebradero de cabeza. Quien más y quien menos ha recibido por Whatsapp alguno de los recientemente puestos de moda “memes” sobre planchar o poner la lavadora de madrugada (Figura 2). Pero, ¿cuánto de cierto tienen estos chistes que nos han hecho reir por no llorar?
Pues más bien poco. La CNMC estima que los usuarios domésticos no acogidos inicialmente a discriminación horaria y con potencias contratadas inferiores a 10 kW (unos 19 millones de consumidores) podrían pasar a obtener un ahorro de unos 17€ al año, antes de impuestos. Sí que se ve encarecida la factura de la luz para aquellos usuarios domésticos que ya tenían discriminación horaria y que por tanto ya estaban pagando una factura mucho más barata (unos 10 millones de consumidores), en aproximadamente 24€/año para la discriminación de dos periodos (DHA) y 46€/año para la de tres periodos (DHS), antes de impuestos. El grado en que estos cambios afectan a los usuarios depende, de todos modos, de la comercializadora con quien tengan contratada la electricidad, ya que es ella la que decide el precio final que debe pagar el usuario, teniendo en cuenta sus márgenes de beneficio.

Figura 2. Viñeta que caricaturiza la entrada en vigor de las nuevas tarifas y las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para ahorrar en la factura eléctrica.
La adopción de los nuevos peajes de acceso a las redes de transporte y distribución y los periodos horarios que propone la CNMC responde a la necesidad de abaratar los costes de uso de la red eléctrica, y son una consecuencia lógica del impulso de la transición energética y la electrificación de la economía. Esto se traduce en la búsqueda de una serie de objetivos: aplanar la curva de demanda eléctrica (que de momento se dibuja con una alta demanda durante el día y baja durante la noche) (Figura 3) para evitar inversiones inncesarias en las infraestructuras, introducir ampliamente la generación renovable y la movilidad eléctrica y, en general, promover la descarbonización del sistema eléctrico.
Las redes de transporte y distribución se diseñan para poder atender la máxima demanda eléctrica de los consumidores en un momento determinado. Los nuevos periodos horarios promueven que los consumos se desplacen hacia las horas de baja demanda, cuando la saturación de las redes es menor, consiguiendo de esta forma el ya mencionado aplanamiento de la curva y evitando el sobredimensionamiento del sistema de transporte y distribución de la electricidad. A este desplazamiento de la demanda hacia las horas más baratas se le denomina gestión de la demanda.
Además, la modificación de los peajes por transporte y distribución, que encarecen la factura en las horas punta, constituyen una medida para “penalizar” a aquellos usuarios cuyo consumo excesivo en estas horas causa el sobredimensionamiento y, por tanto, encarecimiento, de la red eléctrica. De esta manera se pretende que aquellos usuarios que consumen más en los periodos punta y ocasionan más costes al sistema (obligan a aumentar la capacidad de la red), paguen proporcionalmente más.
Sin embargo, no todos los consumidores pueden gestionar sus cargas y derivarlas a otras horas más baratas. Pensemos por ejemplo en un consumidor industrial, que no puede modificar su proceso productivo. En estos casos, para reducir el precio de la factura eléctrica, las nuevas tarifas promueven la instalación de sistemas renovables de autoconsumo, como paneles fotovoltaicos, que además de ser una tecnología limpia, abaratan los costes de la luz con una buena rentabilidad. También se incentiva la carga nocturna del vehículo eléctrico desde la red, que resulta más barata que el precio del gasóleo o gasolina.

Figura 3. Curvas de demanda eléctrica diaria en los sectores residencial, servicios e industria en España. En la forma de la curva se aprecia la diferencia de demanda entre las horas punta y valle. Fuente: Red Eléctrica Española
Si quieres saber más sobre la nueva factura de la luz, puedes consultar la página de información de la CNMC.
El porqué de los altos precios
Por si no generara poca incertidumbre el tener que adaptarse a los nuevos horarios y tarifas, en los últimos meses nos hemos estado enfrentando a unos precios inusualmente altos de la energía, lo que ha generado inquietud entre los consumidores. Pero la causa de estos precios tan elevados no se debe a las modificaciones introducidas por la CNMC, sino más bien a un cúmulo de circunstancias que desembocan en el aumento de precio de los combustibles fósiles.
En primer lugar, ¿cómo y quién decide el precio que aparece en la factura?
El precio de la energía eléctrica se ajusta según las subastas que se celebran cada día en el mercado eléctrico mayorista entre los generadores de energía y los compradores de la misma (entre ellos, las comercializadoras). Este precio depende del casamiento de las ofertas, en concreto de la última oferta en el punto de corte entre las curvas de oferta y demanda, que significará el precio al que se venda toda la electricidad que se ha ofertado en este mercado. Grosso modo, en última instancia el precio de esta energía depende del precio al que oferten las diferentes tecnologías de generación que entren en juego en estas subastas: si hay mucha generación renovable (porque hay sol y/o viento), los precios son más baratos, mientras que si no la hay, deben entrar generadores basados en combustibles fósiles, pudiendo ofertar a precios mayores para cubrir los gastos que tienen por generar esa energía, al haber tenido que comprar el combustible y pagar una “penalización” (derechos de emisión) por las toneladas de CO2 que emiten a la atmósfera. Tiene que ver hasta cierto punto con la climatología, y en gran medida con las decisiones tácticas de los propietarios de las centrales.
Hasta aquí el funcionamiento normal del mercado eléctrico mayorista.
Sin embargo, el mercado se está viendo impulsado al alza por diversos motivos. Entre ellos, el aumento del precio del barril de petróleo, por encima de los 70 dólares; el precio del gas en el mercado europeo, en máximos desde 2008, y el gas licuado destinado a Asia, en máximos desde 2014; el precio del carbón, en máximos de los últimos 10 años; el aumento de los precios de los derechos de emisión de CO2, que se encuentran en máximos históricos, por encima de los 50€/tonelada…
Los desacuerdos entre Arabia Saudita y Rusia y Emiratos Árabes Unidos con respecto a la planificación de la producción de crudo están ocasionando una subida de precios que casi alcanza ya el nivel más alto desde 2018. El precio del gas también ha escalado, debido a la escasez de suministro, que ha disparado su demanda en todo el mundo. Esto se debe principalmente a que Asia está reduciendo su consumo de carbón, sustituyéndolo por gas, mientras que el almacenamiento en Europa está bajo mínimos para las fechas en las que nos encontramos.
Además, la política europea de descarbonización de la economía, la especulación financiera, y el todavía no del todo gestionado despliegue de las energías renovables en una red que carece de la flexibilidad suficiente para asumir las capacidades que plantea la transición energética contribuyen a la inestabilidad del mercado.
La llegada del verano, y con él, el calor, también tiene su parte de culpa en la subida del precio la electricidad: por una parte, existe una demanda mayor vinculada a la refrigeración (según los datos de Red Eléctrica de España, la demanda energética crece un 7,4% en junio); por otra, estamos viviendo un verano más caluroso de lo habitual, como continúa ocurriendo en las últimas décadas, casi sin viento que impulse la eólica para abaratar los precios.
Todas estas causas generan que, al no haber suficiente generación renovable, el mix eléctrico deba confiar en los combustibles fósiles, cuyo precio está al alza, encareciendo así la factura.
Medidas extraordinarias
Frente a estos precios inusuales, el Gobierno ha decidido tomar cartas en el asunto.
El Consejo de Ministros aprobó el pasado jueves 24 de junio la bajada del Impuesto de Valor Añadido para la luz del 21% al 10% y la suspensión durante tres meses del Impuesto sobre la producción eléctrica del 7%, para los suministros con potencia contratada hasta 10 kW y siempre y cuando el precio medio mensual del mercado mayorista esté por encima de los 45 euros por MWh, hasta final de año. Esta bajada del IVA afecta directamente a los consumidores, que ven una rebaja en su factura eléctrica.
Conclusiones
Parafraseando a Teresa Ribera, “la nueva forma de calcular el recibo eléctrico ha llegado en un momento en el que la electricidad está muy cara, y por eso se ha creado cierta confusión […]” Independientemente de los motivos ajenos que han llevado al encarecimiento de la energía, el despliegue de las nuevas tarifas es una medida lógica consecuencia de la transición energética y la descarbonización de la economía. En los próximos años vamos a ir viendo cómo se implementan otras medidas necesarias, como el fortalecimiento y flexibilización de la red, la digitalización del sistema eléctrico y la incorporación de almacenamiento energético y de técnicas de gestión de la demanda. También es fundamental potenciar la generación distribuida para relajar el uso de una red eléctrica todavía saturada y abaratar costes. Esto conlleva incentivar la participación del usuario como generador además de como consumidor (los llamados “prosumidores”) y la formación de comunidades energéticas.
Todas estas medidas son esenciales para avanzar de forma efectiva en el despliegue de las energías renovables, cuya contribución al mix energético conlleva una serie de ventajas. Por una parte, abarata los costes y provee al país de seguridad de suministro, al aprovechar los recursos renovables y gratuitos de los que disponemos de manera privilegiada, y al restar la dependencia de los vaivenes de precio del petróleo y otros combustibles. Por otra, frena la contaminación atmosférica debida al empleo de los combustibles fósiles, contribuyendo así a la urgente lucha contra el cambio climático.
Por último, los avances a nivel tecnológico y de infraestructura, así como las mejoras regulatorias, como ha sido la introducción de las nuevas tarifas, nos permitirán adaptarnos al nuevo escenario energético, que sin duda va a ser más sostenible, más barato y más justo.
Si tienes alguna consulta, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. En Intergia te asesoramos sobre la mejor estrategia para ahorrar en tu factura.
Si estás pensando en pasarte al autoconsumo para ahorrar en tu factura eléctrica, nosotros te ayudamos.

Cristina Escriche
Ingeniera de I+D
Máster en Energías Renovables y Eficiencia Energética