Las plantas fotovoltaicas flotantes constan de paneles fotovoltaicos instalados sobre unos flotadores que van unidos entre sí por un cableado para dotar de solidez al conjunto. Estos flotadores permiten que los paneles floten sobre un volumen de agua, aprovechando así el espacio de recursos como embalses o lagos para la generación de energía.
Instalar estas placas fotovoltaicas flotantes es un proceso relativamente fácil, ya que no necesitan de maquinaria pesada, ni de la construcción de unos cimientos o una compleja estructura de soporte, o incluso de un complejo sistema mecánico de seguimiento solar. De esta manera, se genera un menor impacto sobre el terreno, mientras que la ubicación en el agua permite algunas ventajas, como la refrigeración natural de los paneles, permitiendo así una mayor eficiencia.
Ventajas
Aprovechamiento del espacio de balsas de agua y menor ocupación del terreno
Sencillez de instalación y desmantelamiento. Sin necesidad de cimientos.
Mejor eficiencia que las instaladas sobre tierra, del orden del 5 al 15% más
Ahorro de agua, al reducir la evapotranspiración
Mayor facilidad de seguimiento solar
Inconvenientes
Mantenimiento más complicado que las plantas ubicadas en tierra firme
Dificultad de instalación en mar